Constituida como una antología de imágenes, Materia Oscura parece una recopilación y transformación del pasado, no solo personal, sino propia de un procedimiento universal. Haciendo uso de las incongruencias de la memoria, Luisi Llosa lleva a cabo un proceso similar al del esquizoanálisis introducido por Félix Guattari: tomando fragmentos y detalles, la artista busca refocalizar una serie de sucesos desplazando los focos de atención antes dominantes y perturbadores. Es, precisamente, la paleta de colores terrosos y las figuras difusas y aisladas que dejan solo la estela del tiempo sobre el lienzo lo que manifiesta esta búsqueda exhaustiva. Asimismo, y culminando en esta idea, Llosa quema –literal y metafóricamente- un cuaderno: hecha la reconstrucción, se ejecuta el olvido.
De esta forma, Materia Oscura puede ser observada como la ilustración de un proceso de autosanación mediante una herramienta milenaria: el arte.
Matías Helbig